Hace unos días hablamos de las instrucciones de mantenimiento y lavado habituales de nuestros tejidos. Hoy queremos comentaros algunos trucos cuando aparecen en escena las manchas difíciles. Vamos a prestar una atención especial a las manchas más habituales en hogares con niños.

Con carácter general siempre resulta muy útil meter el tejido en agua fría previamente al lavado para ablandar las manchas. Un prelavado con oxígeno activo también puede ayudar.

Si quieres ahorrar tiempo y utilizar un producto quitamanchas, escoge uno que sea respetuoso con los tejidos. Opta por un producto específico para tejidos delicados. Haz una prueba en una zona pequeña lo más discreta posible para comprobar la solidez del color y sigue las instrucciones del fabricante.

En el caso de manchas de alimentos, actúa rápido porque así evitarás que las manchas se fijen. Si el chocolate se ha secado, cepilla antes de lavar. Las mezclas de agua con un poco de amoniaco son útiles para estos casos. Para las de fruta, pasa un paño con leche y un poco de sal y deja secar, antes de lavar.

Cuando se trata de un chicle pegado, la paciencia es nuestro mejor aliado. Frótalo con un cubito de hielo para que se endurezca y después retíralo con cuidado con una espátula. Para el pegamento, la mejor solución es aplicar una capa de quitaesmaltes y después lavar de la forma habitual.

La creatividad y las manualidades también pueden crearnos algún quebradero que cabeza. Para las manchas de rotulador, frota con un paño empapado con alcohol o zumo de limón y para las de tinta, mezcla vinagre blanco y alcohol de quemar a partes iguales y humedece la mancha con movimientos circulares. En ambos casos, lava después en agua tibia.

Disfruta de la alegría, la diversión, la creatividad y los juegos de tus hijos y que no cunda el pánico con las posibles consecuencias. Con un poco de paciencia y estos trucos, no habrá mancha que se te resista.